Rafael
Medina Brochero está vendiendo sus genitales para pagarse un viaje al
viejo continente, para participar del encuentro “Poesía para la Paz en
Colombia”. No quiere que le pase lo de un encuentro poético en Bolivia,
cuando se quedó sin plata y tuvo que empeñar su anillo de bodas.
El
poeta colombiano Rafael Medina Brochero no quiere repetir la
experiencia que vivió hace unos años cuando, invitado a un encuentro de
poesía en Bolivia, se quedó sin plata y tuvo que empeñar su anillo de
matrimonio en medio del viaje, para costear sus gastos.
Esta vez está invitado al encuentro “Poesía para la Paz en Colombia”, que se realiza a modo de tour en diferentes ciudades de Europa. Sabiendo que el viejo continente está tan re caro, el vate decidió ser previsor y puso a la venta sus testículos por 20 mil dólares, según el sitio ColombiaReports.com.
LAS JOYAS DE LA FAMILIA
Si bien no está claro si en el precio está incluida la cirugía, así como tampoco se sabe si se usarán para comer fritos, hacer una sopa o implantárselos a un tercero (en caso de que esto se pudiera, claro), algunos ya califican la venta de estos “tesoros de la familia” como una acción de arte.
Entre ellos se encuentra el periodista Scott Camey, autor del libro “El Mercado Rojo: En la ruta de corredores de órganos, ladrones de huesos, cultivadores de sangre y traficantes de niños”, que investiga el tema del mercado del cuerpo humano.
Según contó Camey al Huffington Post, el proyECTO de Medina Brochero puede considerarse una acción de arte, pues no hay un mercado específico para los testículos. “No hay un valor real para cada parte del cuerpo”, dice el periodista. “El precio es lo que se logra negociar, como con un auto usado”.
Esta vez está invitado al encuentro “Poesía para la Paz en Colombia”, que se realiza a modo de tour en diferentes ciudades de Europa. Sabiendo que el viejo continente está tan re caro, el vate decidió ser previsor y puso a la venta sus testículos por 20 mil dólares, según el sitio ColombiaReports.com.
LAS JOYAS DE LA FAMILIA
Si bien no está claro si en el precio está incluida la cirugía, así como tampoco se sabe si se usarán para comer fritos, hacer una sopa o implantárselos a un tercero (en caso de que esto se pudiera, claro), algunos ya califican la venta de estos “tesoros de la familia” como una acción de arte.
Entre ellos se encuentra el periodista Scott Camey, autor del libro “El Mercado Rojo: En la ruta de corredores de órganos, ladrones de huesos, cultivadores de sangre y traficantes de niños”, que investiga el tema del mercado del cuerpo humano.
Según contó Camey al Huffington Post, el proyECTO de Medina Brochero puede considerarse una acción de arte, pues no hay un mercado específico para los testículos. “No hay un valor real para cada parte del cuerpo”, dice el periodista. “El precio es lo que se logra negociar, como con un auto usado”.
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